04 octubre 2011

Curso online de especialización en Dirección de Proyectos

La Fundación Asmoz ofrece una nueva edición de su curso online de especialización en Dirección de Proyectos:

NUEVA EDICIÓN DEL CURSO ONLINE DE DIRECCIÓN DE PROYECTOS DE LA FUNDACIÓN ASMOZ

La Dirección de Proyectos es una disciplina de Gestión que se está generalizando rápidamente. Básicamente es la aplicación de una serie de conocimientos, habilidades, técnicas y herramientas para la realización de un proyecto.

Debido a la creciente complejidad de nuestro entorno, y consecuentemente de los Proyectos que se llevan a cabo, se hace necesario abordar los mismos desde un punto de vista profesional, sistemático, y basado en los conocimientos que sobre el particular se conocen.

La Fundación Asmoz ha reconocido la importancia que ya tiene, y sobre todo, va a tener la Dirección de Proyectos en un futuro muy próximo, y organiza el presente curso on-line, con la colaboración de Javier Lacunza Zumeta, quien posee el título de Project Management Professional (PMP®) por el Project Management Institute (PMI®).

Las personas que hayan completado satisfactoriamente el curso y cumplan los requisitos académicos y de experiencia profesional requeridos, podrán optar a  los exámenes para certificarse como Certified Associate in Project Management (CAPM®), o bien Project Management Professional (PMP®), otorgados por el Project Management International (PMI®).

El curso tiene una duración de 2 meses y comienza el 11 de noviembre de 2011 y finaliza el 3 de febrero de 2012. El plazo de inscripción está abierto hasta el 9 de noviembre (inclusive). El precio del curso es de 650 euros.

Para inscribirse o solicitar más información puede dirigirse a la página web del curso en http://pm.asmoz.org o enviar su consulta a pm@asmoz.org.

05 julio 2011

The third annual Earned Value conference for Europe


Es una gran satisfacción para mí anunciar que la tercera conferencia anual de Análisis del Valor Ganado (AVG) para Europa se celebrará este año en Valencia.

Después de las dos exitosas conferencias celebradas en el CERN (Suiza) en 2009, y en Gante (Bélgica) en 2010, gracias a Rafael Sánchez, director de la ETS Ingeniería de Edificación de la Universitat Politècnica de València, y a Eduardo Bolufer, profesor de dicha escuela, este año se celebrará durante los días 23 y 24 de noviembre en la Universitat Politècnica de València.


Aunque el objeto principal de la conferencia es el AVG, la temática está abierta al resto de áreas en Project Management. En concreto, las áreas de la conferencia de este año son las que muestro al final de esta entrada.

La conferencia consta de dos sesiones en paralelo, una académica y otra profesional. Animo a cualquiera de vosotros que tiene por ahí guardado aquello tan interesante para contar que dé el siguiente paso y presente su propuesta para hablar en la conferencia. O, aunque no tengáis nada listo, simplemente participar.

Por otro lado, si alguna compañía u organización está leyendo esto, también les animo a participar y contar su experiencia en la conferencia ante un público proveniente de toda Europa. Les invito también a patrocinar el evento.

Podéis obtener más información en el sitio Web de la conferencia.

Áreas temáticas de la conferencia:
  • Algorithmic design for project scheduling and monitoring
  • Methodologies for project monitoring
  • Methodologies for project performance measurement
  • Methodologies for Earned Value Management
  • Integration studies between risk analysis and project monitoring
  • Successful cases of project management and monitoring
  • Comparative studies of EVM software tools
  • Time and cost project monitoring
  • Time and cost project buffer management
  • Optimal allocation of project management reserves
  • Project performance stability studies

13 junio 2011

Dr. Eliyahu M. Goldratt 1947- 2011

Anoche me enteré de la reciente muerte de Eliyahu M. Goldratt, a través del blog de Mario. Las contribuciones de Goldratt al campo de la GESTIÓN han sido objeto de diversas entradas de este blog. Sirva el siguiente listado como un pequeño homenaje:

Incertidumbre e interdependencia, 20/09/2005.

Todo es cuestión de incertidumbre, 01/10/2005.

Cómo gestionar la incertidumbre en los proyectos (3), 12/05/2006.

Software de Cadena Crítica, 07/11/2006.

Más sobre Software de la Cadena Crítica, 28/11/2006.

Cuellos de botella fantasma, 22/05/2008.

Que las ansias de optimización no perjudiquen tu proyecto, 30/10/2008.

Aquí se puede consultar un listado de sus libros traducidos al castellano. Aunque, tanto La meta como Cadena crítica, son sus clásicos más populares, me sigo quedando con la lucidez encantadora de El síndrome del pajar, un libro cuya profundidad aún siento que no ha sido asimilada en su totalidad por el mundo de la gestión.

Ahora, tan sólo nos queda esperar lo que va a ser su obra póstuma.

Descanse en paz.

16 marzo 2011

Sobre mitos y leyendas urbanas acerca de la energía nuclear (y 2)

Continúo y finalizo aquí lo que empecé en la anterior entrada acerca de dos grandes mitos que, desde el punto de vista de la física, que no de la ingeniería, existen sobre la energía nuclear.

2

Chernóbil no fue una mera fusión del núcleo que atraviesa las paredes del reactor.

2.1

Antes que nada, vamos a retomar la historia donde la dejamos en el segundo párrafo del punto 1.4, en la anterior entrada. Ya vimos allí que, por muy cruda que se ponga la cosa, incluso destruyendo a propósito completamente el edifico que alberga el reactor, no se puede producir la reacción en cadena incontrolada que produce una explosión nuclear. La reacción, o funciona de forma controlada o no funciona –de la misma manera que si enciendes el fuego de la chimenea, la habitación se va a calentar y nunca a enfriar, son hechos de la naturaleza-.

Ahora bien, eso no quiere decir que el funcionamiento de un reactor no esté exento de otros riesgos. Las reacciones nucleares liberan mucha energía, gran parte de ella en forma de calor, de hecho este es el principio de uso: generar calor para calentar agua y mover unas turbinas que generan electricidad al pasar vapor de agua a través de ellas. Este calor podría llegar a subir la temperatura del propio combustible nuclear hasta el punto de fundirlo. Obviamente, esto no ocurre porque el núcleo está continuamente refrigerado para mantener la temperatura a un nivel suficiente para mover las turbinas generadoras de electricidad, pero muy por debajo de las temperaturas de fusión de los materiales que forman el combustible nuclear. De hecho, el núcleo del reactor de las centrales típicas que tenemos instaladas no es más que una olla a presión con unos rescoldos dentro –el combustible nuclear- que, a grandes rasgos –me estoy dejando muchos detalles pero tampoco es relevante para lo que quiero explicar, ver este video para tener una explicación más detallada-, y lleno de agua –y vapor en la parte superior- que hace a la vez de moderador, refrigerante y transmisor del calor generado por el combustible nuclear.

2.2

El caso es que, incluso una vez detenidas tanto la reacción en cadena controlada, sigue existiendo una fuente de calor y el núcleo debe seguir estando refrigerado para evitar que la temperatura que se alcanza funda el material combustible. Esta fuente de calor no proviene de la reacción en cadena del U-235, sino de la desintegración radiactiva de nuevos elementos atómicos que se han formado como resultado de los productos de la fisión del U-235 y de la activación de otros elementos cuando hacen prisioneros algunos neutrones resultados de la fisión del U-235 –ya hemos visto que uno es el U-238, pero hay otros, como por ejemplo la propia agua, pero que no nos importa el detalle-.

La cuestión es que muchos de estos nuevos átomos tienen núcleos inestables que se desintegran en otros nuevos, generando el calor adicional que hemos comentado y las partículas radiactivas –que es lo que puede resultar nocivo para la salud-, que no son más que fotones (luz), electrones (lo que se mueve por los cables eléctricos), neutrones (ya los conocemos) y algo un poco más complejo, todo de muy alta energía. Ni que decir tiene que toda esta radiación no llega a traspasar siquiera la olla a presión que hemos comentado.

2.3

Ya estamos en condiciones, pues, de definir qué es un accidente de fusión del núcleo –el núcleo es todo el conglomerado que forma el combustible nuclear, no confundir con el núcleo atómico-. Una vez estando parada la central –cese de las reacciones en cadena controladas-, si ocurre algo que impide refrigerar el núcleo, su temperatura comenzará a subir hasta que finalmente fundirá el núcleo, se hará líquido y se depositará en el fondo de la olla a presión hecho un desastre y quedando inutilizable –este otro vídeo ofrece una descripción muy buena-. La olla a presión está diseñada para soportar las temperaturas que pueda alcanzar, pera aquí ya entramos en el mundo de las limitaciones ingenieriles –en la práctica- y no físicas, y no es mi pretensión meterme en ese terreno.

Además, durante el proceso de enfriamiento del núcleo, pueden ocurrir cosas que obliguen a expulsar de forma controlada vapor de agua que había estado dentro de la olla a presión al exterior, pudiendo contener este vapor algún resto radiactivo gaseoso, aunque en cantidades mínimas. Estas cosas son el resultado de una subida de presión en el edificio de contención –una última barrera de seguridad para evitar la salida de radiación al exterior, en las fotos que se ven del accidente japonés son las casetas rectangulares- debida a un alivio previo de presión en la olla o a vertidos de agua de refrigeración dentro del edifico de contención.

El accidente paradigmático de este tipo hasta ahora había sido el de Three Mile Island en Harrisburg en 1979. Hubo una pérdida parcial de refrigerante y una fusión, también parcial –sólo quedó sin refrigerar una parte del núcleo- del núcleo, aunque parte del agua refrigerante con gases radiactivos cayó al suelo del edifico de contención y, debido al aumento de presión, se tuvo que liberar parte al exterior. La radiación que salió al exterior fue muy pequeña, según cuenta Richard Muller en el libro que recomendaba al principio de la entrada anterior, el número de cánceres adicionales previstos para años siguientes como consecuencia del escape voluntario es de uno.

2.4

Todo parece indicar que en el accidente de Fukushima I, en Japón, que estamos viviendo estos días está ocurriendo algo parecido al de Three Mile Island, si no peor. Han sido tres reactores –de los seis que posee- los que estaban en funcionamiento, y se quedaron sin el mecanismo de refrigeración después del tsunami que azotó la planta al dejar inutilizados los generadores de electricidad auxiliares que mantienen en marcha el circuito de refrigeración de los reactores –y de las piscinas de contención del combustible utilizado- de la planta. Esto ha hecho que hayan recurrido al agua del mar para, no sé cómo –cuando acabe todo esto, ya sabremos por las que pasaron los que allí estuvieron para mitigar lo máximo posible las consecuencias del accidente-, mantener refrigerados todos los elementos de la central que lo necesitan.

En este accidente hemos asistido a otros efectos que no habían ocurrido en Three Mile Island: las explosiones de hidrógeno. Ese vapor de agua que hemos comentado antes que hay evacuar del edificio de contención si supera cierto límite de presión, se encuentra a alta temperatura de manera que puede que, incluso, las moléculas de agua se disocien en sus componentes de hidrógeno y oxígeno. El gas hidrógeno, a partir de cierta concentración, puede encenderse en contacto del aire –esto es, al salir al exterior- sin necesidad de mechero. Es difícil que estas explosiones dañen el edificio de contención –aunque ya veremos lo que finalmente ha pasado aquí-, y sobre todo la olla a presión, por lo que no tiene por qué haber radiación adicional a la liberada con los escapes voluntarios.

2.5

Nada de todo esto ocurrió en Chernóbil en 1986. La mejor explicación que he visto de lo que ocurrió allí la encontré en el libro de Muller que ya he citado varias veces. Como ya dije al final de 1.3, en la anterior entrada, los reactores de aquella centran utilizaban grafito como moderador –ver 1.3- en vez de agua. El refrigerante sigue siendo agua.

Como decíamos en 1.3, el moderador ralentiza los neutrones que se producen tras la fisión del U-235, y se diseña de tal forma que, en promedio, uno de da cada dos pueden ser hechos prisioneros por el U-238, permitiendo así una reacción en cadena con neutrones “lentos” controlada –ver 1.3-. Pues bien, debido a un error de fabricación, el reactor de Chernóbil tenía lo que se conoce como un “coeficiente de temperatura positivo”. En román paladino, esto quiere decir que ¡la tasa de reacción en cadena aumenta con la temperatura! Es decir, si la temperatura del núcleo aumenta más de lo normal, pasamos de una reacción en cadena controlada a una incontrolada.

Según cuenta Muller, durante un experimento que estaban haciendo con el reactor se les descontroló la reacción en cadena, subió la temperatura, entro en ebullición el agua de refrigeración, al no haber refrigeración, el reactor se calentó aún más y, a mayor temperatura, mas descontrolada estaba la reacción, llegó un momento en que el grafito comenzó a arder ,y finalmente la reacción incontrolada en curso con neutrones lentos provocó una explosión convencional antes de consumarse como explosión nuclear –ya sabemos que con neutrones neutros no se puede provocar una reacción en cadena incontrolada-. Para colmo, el reactor ¡no tenía edificio de contención! Así que la explosión diseminó por el exterior, no sólo gases radiactivos, sino materiales sólidos radiactivos. Sería como una gran bomba sucia.

Así pues, una fusión del núcleo de nuestros reactores no puede provocar un accidente del tipo del que ocurrió en Chernóbil. Físicamente son dos cosas totalmente distintas.

2.6

Para finalizar, voy hablar de otra aseveración errónea que he leído hoy: “las autoridades están repartiendo pastillas de yodo para prevenir la radiación”. Desde luego que si nos tomamos un frasco de yoduro de potasio a lo Popeye y luego nos damos una ducha radiactiva, vamos a quedar fritos igualmente. El yodo común que se recomienda en casos de haber estado expuesto a gases radiactivos, no es para combatir los efectos de la radiación que estos producen, sino los efectos de la inhalación de un primo hermano –isótopo, ver 1.1- suyo muy radiactivo.

Hay que distinguir entre partículas radiactivas y radiación –ver 2.2-. Lo realmente peligroso para la salud es la radiación porque puede provocar, o no –esto es una cuestión de azar absoluto- mutaciones en los genes que controlan el crecimiento celular y, por ende, la posibilidad de un cáncer. La probabilidad de desarrollar un cáncer con el tiempo depende de la dosis recibida –si se recibe una dosis muy alta en un corto intervalo de tiempo, entonces el daño producido en el cuerpo es tan grande que éste ya no se recupera, el sistema inmunológico se viene abajo y provoca la muerte en pocos días-.

El asunto del yodo es que nuestro cuerpo lo necesita para desarrollar ciertas hormonas, así que todo el que capta lo concentra en la glándula tiroides. El yodo es un elemento que también tiene primos isótopos, más de 30, pero nos interesan sólo dos: el más abundante y que ingerimos en nuestras comidas –vamos a llamarle I-127-, y uno que se produce como un subproducto de las reacciones nucleares que se producen en una central –vamos a llamarle I-131-. El I-131 es bastante radiactivo porque se desintegra en un plazo de tiempo muy corto –después de 8 días queda la mitad y así sucesivamente-, entonces no es lo mismo escupir toda la radiación a lo largo de mucho tiempo que de poco. Lo peligroso del I-131 no es tenerlo al lado, sino inhalarlo y que acabe parando en la glándula tiroides, porque esta no va a distinguir entre él y el bueno, que es el I-127. Y no es lo mismo verlo pasar en una nube que tenerlo ahí en el tiroides bombardeando con radiación todo lo que tiene alrededor.

Por eso el remedio de las pastillas de yodo es saturar la glándula con el inocuo para que ya no acepte más yodo de cualquier tipo, en particular el I-131. Curiosamente el I-131 también se utiliza para curar enfermedades como el hipertiroidismo y el propio cáncer de tiroides que provoca –pero eso es otra historia-.

Afortunadamente, dada su corta vida, el yodo radiactivo es un peligro muy pasajero, además de prevenible en sus efectos.

13 marzo 2011

Sobre mitos y leyendas urbanas acerca de la energía nuclear (1)

Son días estos en los que ver los informativos de la televisión o leer la prensa puede provocar nauseas en el mejor de los casos. Pero la razón que ha impulsado la escritura de esta entrada no es el pan y circo mediático que se ha levantado alrededor del reciente terremoto producido en la costa noreste de la principal isla japonesa. El motivo es el accidente o, según las últimas informaciones, accidentes que ha provocado en centrales nucleares localizadas en la zona.

Que conste que, a estas alturas de mi deambular por la vida, no me sorprende en absoluto la constante e impune falta de rigor de los medios informativos a la hora de abordar temas científicos y tecnológicos –la letanía ya es vieja. Pero, en este caso, el de la energía nuclear, debido a que es un tema que, por otras razones, viene ocupando durante bastante tiempo la degradante atención de los medios de comunicación, he decidido aportar mi granito de arena a tan incómodo asunto, a pesar de estar totalmente al margen de la temática de este blog.

También porque no veo, o no encuentro, explicaciones más o menos populares sobre los aspectos relevantes y objetivos del asunto. Bueno, salvo en este libro. Aunque, dadas las características de nuestra sociedad actual, no creo que sea uno de esos libros que vayan a ser leídos por un público amplio, y mucho menos, desgraciadamente, por aquellos a quienes, según reza su título, va en principio dirigido. Tampoco es que mi blog será nunca un “Best Read” pero, hasta donde llegue, vamos allá.

Por ejemplo, (1) leo aquí que “El Gobierno lucha por evitar una explosión nuclear descontrolada”, o (2) acá que “¿Qué pasa en una fusión de núcleo? (…) En el estadio final el núcleo fundido sobrepasa las paredes del reactor y el material radioactivo sale al exterior, como ocurrió en el accidente mayor hasta ahora de la historia, el de Chernóbil en 1986”. Estas dos aserciones, por lo demás erróneas, pueden servir de excusa para descubrir los entresijos del funcionamiento de una central nuclear. Veamos la primera en esta entrada y dejamos la segunda para una continuación en otra entrada.

1

Una central nuclear no puede explotar como una bomba atómica

1.1

Una explosión nuclear, del tipo que produce una bomba atómica, requiere de una reacción en cadena incontrolada. Una reacción en cadena es un fenómeno similar al de la propagación de una infección vírica. Supongamos que una persona infectada con el virus de la gripe puede transmitir la infección a otras dos personas, y así sucesivamente. Las 2 personas infectan a otras 4, las 4 a otras 8, las 8 a otras 16, 32, 64, y en poco tiempo, de forma descontrolada, gran parte de la población está infectada.

Pues bien, dado que:

  1. El Uranio natural está formado en realidad por dos primos hermanos, denominados isótopos, llamados U-238 presente en un 99,3% y el U-235 en un 0,7%.
  2. De los dos primos, sólo el U-235 es el que realmente se fisiona –divide- al chocar con él un neutrón y puede producir, por tanto, una reacción en cadena.
  3. Para complicar las cosas, el U-238 no sólo no se fisiona sino que le roba a su primo, el U-235, los neutrones que necesitaría para proseguir con una reacción en cadena.

Resulta que con Uranio natural no se puede producir una explosión nuclear. Aunque se consiga una primera fisión de un átomo de U-235, parte de los neutrones resultado de su fisión serían capturados y hechos prisioneros por el U-238 y, al cabo de muy pocos pasos en la cadena, la reacción se detendría. Pólvora nuclear mojada.

1.2

Lo ideal sería tener Uranio del tipo U-235 puro, pero eso no existe en la naturaleza –la Tierra, al menos-. Por tanto, la única posibilidad de obtener una reacción en cadena incontrolada con Uranio es disminuir el porcentaje del primo díscolo o contaminante, el U-238, y aumentar el porcentaje del primo fisionable, el U-235. A este proceso se lo conoce como enriquecimiento del Uranio. El nivel de enriquecimiento del Uranio utilizado para provocar explosiones nucleares suele ser del orden del 85% de U-235 o superior, y se lo conoce como Uranio de nivel de armas. Un enriquecimiento de este nivel no es sencillo de obtener desde un punto de vista tecnológico, y menos aún mantenerlo en secreto, si no preguntad a los iraneses o norcoreanos.

Por el contrario, el Uranio utilizado en los reactores nucleares posee entre un 3% y un 5% de U-235, y se denomina Uranio de nivel de reactor. Un nivel extremadamente bajo como para conseguir una reacción en cadena. Es decir, con el Uranio utilizado en las centrales nucleares tampoco se puede producir una explosión nuclear. Entonces, ¿cómo se producen las reacciones en los reactores nucleares?

1.3

Pues de forma incontrolada no se podrá, como hemos visto –además, no deja de ser una muy buena noticia para los fines y seguridad de un reactor nuclear-. Pero de forma controlada –sin explosión nuclear-, vaya la casualidad, sí. De hecho, el primer reactor nuclear se construyó antes que la bomba y, además, funcionó con Uranio natural sin enriquecer. La clave la encontramos nuevamente en el primo díscolo o contaminante U-238. Porque hay algo que no hemos contado aún:

  1. El U-238 puede capturar neutrones y hacerlos prisioneros hasta cierto punto. Si conseguimos recudir la velocidad de los neutrones por debajo de cierto umbral, el U-238 ya no puede hacerlos prisioneros y simplemente rebotan.

Esta característica del U-238 la descubrió Fermi, y lo que hizo para construir su pequeño y pionero reactor fue ensamblar el Uranio con Grafito –con lo que están hechas las minas de los lápices-. El Grafito es lo que hacía que los neutrones perdieran velocidad hasta tal punto que sólo la mitad de ellos eran hechos prisioneros por el U-238. Esto deja, en primer lugar, un número suficiente de neutrones disponibles para que puedan chocar con átomos de U-235, fisionarlos y mantener la reacción en cadena viva. En segundo lugar, si de cada fisión de un átomo de U-235 se producen dos neutrones “rápidos” disponibles para nuevas fisiones, y el Grafito los ralentiza hasta el punto que el primo U-238 sólo puede hacer prisioneros a la mitad, solamente nos queda un neutrón “lento” disponible para fisionar otro átomo de U-235. De esta manera la reacción en cadena prosigue desintegrándose un átomo sólo después de otro y no de forma exponencial como antes. Esto último es lo que se conoce como reacción en cadena controlada.

El material que se pone para ralentizar los neutrones se llama moderador. El grafito, por ejemplo es el que utilizaba la tristemente famosa central de Chernóbil, de la que nos ocupamos en la continuación de esta entrada doble. En cambio, las centrales construidas en Estados Unidos, Europa y Japón suelen utilizar el agua como moderador. Sí, el agua también es buena para esto. De hecho, a diferencia del Grafito, es capaz de absorber algunos neutrones como lo hace el U-238 –pero eso es otra historia no relevante para lo que nos ocupa-.

1.4

Así pues, la conclusión inevitable de todo esto es que una central nuclear no puede explotar como una bomba atómica, por mucho que nos empeñemos. Porque, después de todo, las condiciones que se tienen que dar para poder, al menos, fisionar el combustible son totalmente incompatibles con las que pueden provocar una reacción en cadena incontrolada y la consiguiente explosión nuclear. Esto es así hasta tal punto que cualquier tipo de accidente que pueda ocurrir en la central tiene como consecuencia inevitable que cese la fisión del U-235.

Por ejemplo, ¿qué pasa si, por la razón que sea, desaparece el moderador? Si no hay moderador, todos los neutrones son “rápidos” y acaban siendo capturados y hechos prisioneros por el U-238, por lo que las reacciones de fisión del U-235 cesan. Esto no quiere decir que el peligro haya desaparecido, pero la explosión nuclear queda automáticamente descartada. De lo que viene a partir de esta situación, nos ocuparemos en la segunda parte -la continuación de esta entrada-.

Vale, la reacción en cadena incontrolada con neutrones “rápidos” no moderados es imposible, pero ¿qué hay de una reacción en cadena incontrolada con neutrones “lentos” moderados? ¿Es eso posible? ¿Qué ocurre si el moderador, por la razón que sea, ralentiza todos los neutrones de manera que estén disponibles para que, aunque moderada, puedan producir una reacción en cadena del U-235? Bien, para sorpresa de muchos, esto es lo que realmente ocurrió en la central de Chernóbil, y no una fusión del núcleo del reactor –en la segunda parte nos ocupamos de esto- como se dice en uno de los artículos citados al inicio de esta entrada. Y no hubo ninguna explosión nuclear. Y no la hubo porque también es imposible en esas condiciones. En este tipo de reacción incontrolada se produce antes una explosión convencional que tiempo tienen los neutrones “lentos” moderados de fisionar todo el U-235 disponible. Esta explosión destroza el reactor y detiene automáticamente la reacción en cadena.

Una central nuclear puede entrañar ciertos peligros, pero desde luego entre ellos no se encuentra el de una explosión nuclear.

Continuará en una segunda entrada.

15 febrero 2011

Cómo mejorar el proceso de estimación

Existen varias formas de realizar una estimación –digamos de la cantidad de trabajo que requiere una tarea, su duración, coste, etc.-, alguna sobre la que ya se ha hablado en este blog. Pero el objetivo de esta entrada no es hablar de los diferentes tipos de estimación, sino de una manera de contrastar dichas estimaciones, sean del tipo que sean, se hayan realizado como se hayan realizado, con el resultado real y palpable una vez la tarea se ha completado. Porque, aunque las formas de augurar un resultado sean diversas e inescrutables, un resultado, resultado es.

Dado que las estimaciones, por su naturaleza intrínseca, llevan asociado cierto nivel de falta de certidumbre –no confundir con la total y absoluta incertidumbre, aunque las estimaciones también están expuestas a ella como todo en esta vida-, siempre estarán sujetas a cierta dosis de error. Pues bien, desde un punto de vista de la aleatoriedad –que no, repito, incertidumbre-, estos errores, según Deming, se podrían clasificar dentro de dos tipos.

Pero, antes que nada, vamos a considerar la siguiente asunción: que estos errores no son el resultado de una deshonestidad deliberada. Así pues, las fuentes de error honesto serían bien la aleatoriedad intrínseca del proceso –las variaciones de causa común, en la nomenclatura de Deming-, o bien sistemática debida a alguna influencia externa al proceso –las variaciones de causa especial, según la nomenclatura e Deming-.

Antes de abordar cualquier proceso de mejora, es muy importante no confundir una causa común con una causa especial. Las variaciones de causa común tienen su origen en la naturaleza estocástica de muchos procesos –en el caso de la estimación, la naturaleza aleatoria del verdadero resultado de esa estimación-, mientras que las variaciones de causa especial tienen su origen es aspectos externos al propio objeto de la estimación, como por ejemplo sesgos en la persona que efectúa dicha estimación. Pues bien, la herramienta que proponemos a continuación sirve precisamente para detectar sesgos en nuestro proceso de estimación. Es decir, identificar variaciones de causa especial en nuestras estimaciones. Es importante notar que la herramienta sólo muestra que uno tiene sesgos a la hora de estimar; determinar el verdadero origen de esos sesgos depende de cada uno –en realidad puede hasta servir hasta para detectar los sesgos provenientes de una deshonestidad deliberada: generar sucesos aleatorios no entra dentro de las habilidades humanas, ver esta entrada relacionada con el tema-.

La herramienta la dejo en este Libro Excel. Y ahora paso a contar su funcionamiento.

El único requerimiento para poder utilizar la herramienta es llevar un registro histórico de las propias estimaciones y sus resultados reales –la parte que no requiere de ningún esfuerzo mental para comprender pero que, en realidad, es la más difícil como lo son todos los hábitos que requieren disciplina y constancia-. Teniendo este registro histórico, la parte de análisis de esos datos se puede automatizar, a pesar de que el comprender su funcionamiento pueda requerir un pequeño esfuerzo mental –esta es la parte que, a pesar de que pueda tener cierta complejidad o abstracción, no presenta dificultad para ser utilizada, precisamente porque no requiere de hábitos de disciplina y constancia, funciona sola. El verdadero meollo de todo es siempre la naturaleza humana, pero eso es otra historia ajena a esta entrada-.

Pero sigamos. ¿Qué podemos hacer con un registro histórico de pares (estimación, valor real)? En primer lugar restarle el valor estimado al valor real –número positivo si el valor real ha excedido al estimado y negativo si ha sido al revés-, lo que nos da la desviación del valor manifestado en la realidad respecto del valor estimado. Con esto, podemos calcular el promedio de los valores absolutos –tomarlos siempre positivos, aunque sean negativos-, magnitud que vamos a denominar Desviación Absoluta Media (DAM). Finalmente, podemos definir el parámetro de interés que mida el sesgo de nuestras desviaciones. A priori, uno puede pensar que siempre que hay una desviación hay un sesgo –bien sea por exceso o por defecto-. Aunque, si la causa de esos “sesgos” individuales fuera aleatoria, lo que obtendríamos al ir sumando los valores de las desviaciones es que unas se irían cancelando con otras de manera que la suma tendría un valor muy próximo –por encima o por debajo- a cero. Por lo tanto lo que va a determinar la existencia de un verdadero sesgo es la suma de las desviaciones teniendo en cuenta sus respectivos signos. Esta suma, para evitar que no dependa del tamaño de los números puestos en juego –es de esperar que estimaciones mayores presenten desviaciones mayores, sin tener ello que decir que dicha desviación es más descabellada que otra presente en estimaciones más pequeñas-, se puede normalizar dividiéndola por la DAM, obteniendo así un indicador independiente del tamaño de las desviaciones. Así pues, definimos el sesgo del estimador como el cociente entre la suma de desviaciones y la DAM.

Si la DAM = 0 ó muy próxima, será un indicador de que no existe un sesgo significativo en el estimador, mientras que para valores mayores (o menores si son negativos) indicará la presencia de un sesgo. En la tabla siguiente se muestra un ejemplo de lo que hemos comentado:

Periodo
Estimación (E)
Real (R)
R-E
|R-E|
DAM
Sesgo
1
155
163
8
8
2
242
240
-2
2
5,00
1,20
3
46
67
21
21
10,33
2,61
4
69
78
9
9
10,00
3,60
5
75
71
-4
4
8,80
3,64
6
344
423
79
79
20,50
5,41
7
56
49
-7
7
18,57
5,60
8
128
157
29
29
19,88
6,69


Por ejemplo, el sesgo de la fila 6 se obtiene de la siguiente manera:

5,41=(8-2+21+9-4+79)/DAM

donde

DAM=(8+2+21+9+4+79)/6 = 20,5

En el Libro Excel hay dos hojas. Una llamada “Desviaciones absolutas” donde están los cálculos de este ejemplo, y otra llamada “Desviaciones relativas” donde hay un cálculo similar per con desviaciones relativas en vez de absolutas. Una desviación relativa es una desviación dividida por el valor estimado.

14 febrero 2011

Primer Webinar conjunto de los capítulos españoles del PMI

El próximo jueves 17 de febrero, a las 19 horas (GMT+1), tendrá lugar un Webinar realizado de forma conjunta por los capítulos de Madrid, Valencia y Barcelona del PMI. El Webinar constará de tres ponencias dedicadas a los métodos ágiles y sus aplicaciones, en una de las cuales hablaré de cómo aplicar el Análisis del Valor Ganado en metodologías ágiles.

El Webinar es gratuito y os podéis inscribir aquí. También podéis obtener más información acá. Os animo a qué participéis y espero que logre satisfacer vuestro interés.

22 enero 2011

La guía definitiva para voladores empedernidos

¿Crees que vuelas demasiado? ¿Tienes miedo a que tu vida acabe como la de George Clooney en "Up in the air"? ¿Sientes pánico al pensar que, después del tabaco, pueda tocarle al volar?

No te preocupes. En esta guía definitiva puedes descubrir si presentas los síntomas de peligro:

Vuelas mucho si ...
Vuelas demasiado
si ...
Realmente eres un
adicto si ...
Puedes nombrar una compañía aérea que te guste cuando te preguntan.
Puedes hacer una lista con los pros y los contras de las compañías aéreas que te gustan.
Eres capaz de realizar gráficos y análisis estadísticos detallados, basados en tus experiencias con las compañías aéreas que te gustan.
Puedes identificar una línea aérea a partir de los trajes de la tripulación de cabina.
Puedes identificar una línea aérea a partir de las caras de la tripulación de cabina.
La tripulación de cabina puede identificarte con sólo verte la cara.
Te haces un nuevo pasaporte cada vez que expira el antiguo.
Te haces un nuevo pasaporte cuando el viejo se queda sin páginas.
La policía te envía los pasaportes sin que tengas que pedirlos.
Estás pensando en pedir un pasaporte más grande la próxima vez.
Ya has pedido el pasaporte más grande, pero aún no es lo suficientemente grande.
El gobierno ha habilitado la posibilidad de elegir el tamaño del pasaporte por tu culpa.
Estás dentro de un programa de viajero frecuente.
Has ganado suficientes puntos para conseguir un vuelo gratis.
Has ganado suficientes puntos para obtener un avión gratis.
Tienes el pasaporte listo a la hora de cumplimentar los documentos de inmigración.
No necesitas tener el pasaporte listo porque ya has memorizado todos los datos, incluyendo el número de pasaporte y la fecha de caducidad.
No necesitas memorizar todos los datos porque los funcionarios de inmigración te entregan documentos impresos especialmente para ti.
Solicitas visados para países cuyo nombre no puedes pronunciar.
En tu pasaporte existe una visa de un país cuyo nombre no puedes pronunciar, ni al que tampoco recuerdas haber ido.
Un país cuyo nombre no puedes pronunciar, y al que no recuerdas haber ido, te ofrece la residencia permanente sobre la base de la longitud total de todas tus visitas.
Tienes una colección de tarjetas de embarque.
Tu pareja se queja de tu colección de tarjetas de embarque.
Tu colección de tarjetas de embarque se menciona en las guías turísticas locales.
Te preguntas por qué los baños del avión son tan pequeños.
Ya no te lo preguntas.
Te preguntas por qué los baños normales son tan grandes.
Sabes por qué a la gente no le gusta la comida del avión.
Has aprendido a apreciar la comida del avión.
Has escrito a una compañía aérea para pedirle recetas.
Le dices a tus amigos lo mucho que odias el jet-lag
Le dices a tus amigos cómo tratar con éxito el jet-lag
Le dices a tus amigos lo mucho que echas de menos esa “cómoda y familiar sensación del jet-lag”

Visto aquí.