31 marzo 2009

Adherencia a la programación y factor P (1)

Hace ya un tiempo hablé de una de las nuevas posibilidades que nos brinda el concepto de Programación Ganada para profundizar en el conocimiento del rendimiento de un proyecto a partir del curso real que van tomando los acontecimientos. Más recientemente incluí el tema en la primera conferencia oficial sobre la Programación Ganada que se realiza en España, en la sede del capítulo de Valencia del PMI, y cuyo material se puede descargar desde aquí. Como en el anuncio que hice en mi blog del evento prometí que si hablaba de algo inédito para el blog, escribiría sobre ello, pues ala, ya no me puedo escaquear por más tiempo. Podría salvarme de escribir más líneas aduciendo que ya está en la presentación que he citado antes, pero, al ser sólo el soporte a la presentación, no dice mucho sin las palabras del orador –bueno, igual es al revés ;-).

Antes de que prosigáis con lo que viene a continuación, os recomiendo que leáis aquella entrada. De sus figuras 1, 2 y 3 –que reproduzco a continuación-






observamos que, con un cronograma del proyecto y un método de evaluación del valor ganado, podemos conocer en un momento dado del proyecto:

  1. la distribución del trabajo que debería haberse realizado para esa fecha,

  2. como se ha realizado realmente (mediante la distribución por actividad del Valor Ganado),

  3. y como debería haberse realizado en la verdadera fecha en que habría de haberse alcanzado el valor ganado acumulado (Programación Ganada), teniendo en cuenta la distribución programada de trabajo para esa fecha.

La comparación entre 2 y 3 nos da una idea de si la distribución de trabajo realizado es consistente en todo momento con la especificada para ese momento del tiempo, independientemente de si vamos con retraso o adelanto, ¡o incluso según lo programado en el total acumulado! A esa diferencia le podemos llamar adherencia a la programación, aunque nos quedamos sólo en el bautizo, no hubo caramelos. Bueno, pues ha llegado el momento. Una forma de cuantificar esa diferencia es a través de lo que vamos a denominar factor P, que no tiene nada que ver con Star Trek, sino que es el porcentaje del trabajo realizado que se ha realizado de acuerdo con la Programación Ganada. Es decir, toda la porción de valor ganado de la figura 3 que queda a la izquierda de la fecha dada por la Programación Ganada, dividido por todo el trabajo programado hasta la fecha correspondiente a la Programación Ganada (figura 3). Esto se ve mejor gráficamente en la figura 4:


Análiticamente se puede escribir de la siguiente forma:


Y no voy a entrar en más detalles sobre tracas y mascletàs matemáticas. La siguiente figura creo que es mucho más ilustrativa sobre cómo se hace el cálculo:


De donde se desprende que P=55/61=0,9 ó, lo que es lo mismo, que el 90% del trabajo realizado se corresponde con la programación.

P, como cualquier porcentaje, está entre 0 y 1 (0% y 100%). En cualquier momento del proyecto podrá ser menor que 1, pero en el momento en que el proyecto finalice, bien sea en, antes o fuera de plazo, será 1 porque ya se habrá realizado todo el trabajo programado. Es decir, a medida que el proyecto se acerca a su fin, por muy poco adherida a la programación que haya sido la realización previamente, al trabajo realizado no le quedará más remedio que corresponderse con el programado en cada momento, independientemente de que el proyecto vaya con retraso, adelanto o en plazo. Porque el factor P no es un indicador sobre el adelanto o retraso de la programación, como es el SPI(t) de la Programación Ganada, sino un indicador sobre, para un retraso o adelanto dado, si el trabajo realizado se corresponde con el que debería haberse realizado según la programación en ese momento dado –repito, sea con retraso o con adelanto-.

Para finalizar esta introducción al factor P, y para que esto vaya un poco más allá de lo que se contó en la conferencia, profundizaré un poco más en otros aspectos de los que no hablé allí. Pero eso queda para la siguiente entrada, que vendrá en breve.