08 septiembre 2008

¿Granizada sobre mi proyecto? El regreso de los cuellos de botella fantasma

Hace unos tres meses desmitificamos el excesivo protagonismo que se suele dar a los cuellos de botella en la creación de atascos en un sistema, y destacamos el que tienen las pequeñas fluctuaciones a las que están sujetas sus partes. Vamos ahora a indagar un poco más en sus sutiles influencias. Y recurriremos de nuevo al caso del tráfico de vehículos.

Quien haya estado en un atasco o retención en una autopista, formado antes de la eliminación de un carril, habrá estado tentado a pensar muchas veces que si no fuéramos tan egoístas, y guardáramos una distancia al vehículo de enfrente lo suficientemente grande como para que los vehículos que tienen que abandonar el carril que está cortado se puedan incorporar al nuestro, sin que por ello tengan que aminorar su velocidad y detenerse, la retención o el atasco podría evitarse. Estas dos formas de proceder vienen representadas en el siguiente par de simulaciones; la egoísta a la izquierda y la cooperativa a la derecha.



Pero, como vimos en la película incluida en aquella entrada, no se necesita más de un carril para que se produzca la retención, ni tan siquiera un obstáculo físico. La causa de la aparición de la retención es algo como cierto valor crítico de la densidad de vehículos por unidad de longitud. Obviamente, si la densidad de vehículos en la figura de la derecha estuviera por debajo de la crítica no habría nada que impidiera que funcionase. Pero también puede darse el caso de que, incluso habiendo suficiente espacio para permitir que los vehículos que abandonan el carril cortado para incorporarse al otro de una forma ordenada, la densidad de vehículos esté por encima de la crítica, con lo que el sistema estaría fuera de su equilibrio natural. Cualquier pequeña fluctuación provocará esa transición de fase de la que hablábamos y se producirá la retención. En realidad, la simulación de la derecha será muy bonita y perfecta, pero no tiene en cuenta el hecho de que existan fluctuaciones estadísticas en el estado de las partes del sistema; en este caso la velocidad de los vehículos. Por tanto, nuestro gozo en un pozo. La solución de la cooperación, que parecía tan buena, no lo es en el fondo. Aprovecho esto para efectuar la distinción entre una inspección superficial de los hechos, sin ningún tipo de elaboración intelectual, y otra que va más allá de lo aparente, más crítica. Es esta última la más adecuada para encontrar soluciones.

Que hayamos dicho que estas configuraciones, como la de la simulación de la derecha, estén fuera del equilibrio, no quiere decir que no puedan mantenerse durante algún tiempo –esto es, la transición de fase no tiene por que producirse de forma inmediata. A veces pueden mantenerse durante algún tiempo dentro de lo que se llama un equilibrio metaestable. Por ejemplo, el agua pasa de estado líquido a sólido (hielo) a 0 grados centígrados. Pero a veces se puede enfriar por debajo de los cero grados manteniendo su estado líquido; sólo que cualquier perturbación hará que se solidifique repentinamente. Un fenómeno nada extraño que se produce sobre nuestras cabezas cada vez que vemos una granizada. Así que no nos extrañe que nuestra solución a la retención pudiera funcionar durante un momento. Sólo habría que esperar a que se produjera la primera perturbación, fluctuación, esa pequeña variación en la velocidad de alguno de los vehículos para que, ¡zas!, nos quedemos atascados.

Aprovecho la coyuntura para parabolizar un poco. Nuestro miedo al conflicto –en un proyecto, aunque sea en pequeñas dosis, es inevitable- hace que, para evitar que llueva y mojarnos, sobreenfriemos el ambiente. Lo único que conseguimos es crear artificialmente una situación metaestable que dura lo que se tarda en que cualquiera de los pequeños detalles que se suceden continuamente en el proyecto, una mínima chorrada, desate la caja de los truenos y una tremenda granizada asole nuestro proyecto. ¿Efecto mariposa? No, efecto “todo va bien”. Y, como dice Murphy, si crees que todo va bien en el proyecto es que no te estás enterando de nada.

4 comentarios:

  1. Con la anterior entrada de cuellos de botella me dejaste pensando, pero no me atreví a hacer comentarios. Ahora estoy decidido.
    ¿De qué depende ese valor crítico? densidad crítica? hablas de la dependencia con las unidades de vehiculos y longitud. Creo que es una forma intuitiva de decirlo, pero al reflexionar sobre ello me he dado cuenta (es una teoría, por supuesto) que depende otros términos.
    El equilibrio inestable se rompe por la excesiva inercia, es decir el poder de reacción ante imprevistos, que en este caso son los desequilibrios. Es decir, que en los vehiculos, si todos los elementos tuvieran la capacidad de adaptarse y reaccionar instantaneamente al los pequeños desequilibrios, el equilibrio seguiría siendo estable.
    El parámetro crítico depende del poder de reacción, es inverso a la inercia, e indirectamente dependerá de la unidad de vehiculos por longitud.
    Como similes se puede tener los fluidos con diferente viscosidad (relacionado con la inercia), o la carrera de 4x100 de los jamaicanos.
    Un proyecto se retrasará entonces, si somos lentos en reaccionar a los cambios. En ocasiones se dice que teoricamente las "decisiones" como tareas no consumen tiempo, pero yo creo que son siempre tareas críticas (s/ CPM)

    Muy buen blog. Toi enganchao

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  2. Hola Aitor, si los imprevistos y cambios a los que te refieres son esas pequeñas variaciones debidas al azar, las fluctuaciones estadísticas, claro que influyen sobre el proceso. Si no existieran, por muy densa que fuera la línea de vehículos, no se formaría atasco; la simulación de la derecha funcionaría como un reloj en ese mundo ideal; la salida de un semáforo, cuando se pone en verde, se produciría con todos los coches al unísono y el último de la fila no tendría que esperar a que fueran arrancando con sus respectivos retrasos los coches que le preceden. Pero esas fluctuaciones sí existen, y como un ruido de fondo envuelven cualquier sistema dinámico.

    Y aún existiendo, no tienen por qué producir el atasco. De hecho con pocos coches no se forman atascos, y esas variaciones –distracciones, frenazos y aceleraciones, tiempos de respuesta, etc.- no hacen que se produzca el atasco porque los coches no están lo suficientemente cerca como para que desestabilicen el régimen de tráfico fluido. Sin embargo, si la distancia entre coches se va apretando, llega un momento en que esas variaciones provocan el cambio de régimen de fluido a retención. Hay pues un umbral, un nivel de apretamiento de coches, una densidad en definitiva, que hace que esas variaciones, que siempre han estado ahí como un ruido de fondo, provoquen el cambio de régimen. Aunque el destino ya estaba marcado por haber superado esa densidad crítica, que hace que el régimen fluido ya no sea un equilibrio del sistema y lo sea, por el contrario, el régimen de retención. Las variaciones, más que una causa, son el mensajero. Pero el mensaje proviene del hecho de haber superado cierta densidad crítica de coches, cierta distancia media entre coches.

    Y ya que hablamos de mensajeros, se nos plantea una pregunta crucial: ¿por qué no matamos al mensajero? Bueno, en este caso, dilemas aparte acerca de aquella letanía que dice que no hay que matar al mensajero y todo eso, resulta que no se puede matar al mensajero aunque queramos, por mucho que nos empeñemos. Ni con balas de plomo. El ruido de fondo de las variaciones lo impregna todo, y cualquier gestión que las obvie no conduce a ningún otro lugar que no sea el fracaso. De eso se dieron cuenta, primero Deming y su gestión de la calidad total, y luego Goldratt con su teoría de las limitaciones y gestión de proyectos con cadena crítica.

    Estoy de acuerdo en que, además, si somos lentos a reaccionar a los cambios, eso es fuente también de retraso. Y de las decisiones ya, casi ni hablamos. Si montar una reunión para hacer algo es tomar una decisión… Pero eso es otra historia.

    Joer, esto ha motivado un montón más de reflexiones. Pero las reservo para una próxima entrada.

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  3. Hola Diego, antes de nada enhorabuena por la labor que estás realizando.

    Sólo quisiera puntualizar dos aspectos:
    a) Da igual que sea un cuello de botella, que el sol que nos da en los ojos, que una curva, que un accidente que se ha producido en el OTRO sentido de la autovía... cualquier alteración de 'nuestro escenario mental' produce una alteración en nuestra conducción que, bajo ciertas densidades, produce un atasco.
    b) Los atascos de tráfico tienen sus propias leyes, el conocerlas nos permitirán afrontarlos de una forma más eficiente.

    Muchas gracias.

    PD:
    Por los lugares que aparecen en tu blog, creo que somos vecinos de trabajo (Arturo Soria cruce NII), si fuera posible me gustaría que nos conociéramos para hablar sobre este tema, ya que estoy embarcado en un proyecto de un simulador 'espacial' sobre atascos de tráfico para abordar el punto '2)' anterior.

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  4. Hola ommje,

    Gracias por tu felicitación. De acuerdo con lo que dices. Precisamente, concretamente en a), esas son parte de esas "fluctuaciones" que rompen el equilibrio metaestable.

    Respecto a tu petición, puedes escribirme a la dirección de correo que aparece en "Contacto".

    Saludos,

    Diego.

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