Hoy me he llevado una grata sorpresa en mi visita al sitio Web de Improbable Research, lugar al que ya hacía tiempo que no accedía y que, también para mi sorpresa, se ha reconvertido en parte en un blog. Bueno, quizás no debería ser tan sorprendente. Pues decía, respecto a la primera sorpresa, que me he encontrado con una antigua fábula que circulaba por los ambientillos académicos de medio mundo en mis tiempos de doctorando, e imagino que lo seguirá haciendo. Me refiero a la historia del conejo doctorando. Como toda gran fábula que se precie, aunque la historia fluya en un contexto determinado, en realidad son historias universales. Voy a permitirme la licencia de re-narrarla dentro del contexto de los proyectos. La historia dice así:
En la jungla de los proyectos, un pequeño conejo se tropieza con un lobo.
- ¿Qué hace un conejo por aquí? –le dice el lobo lleno de apetito.
- Estoy dirigiendo un proyecto muy importante – le contesta el conejo.
- ¿Y de que va ese proyecto tan importante?
- Sobre la superioridad de los conejos sobre los lobos.
- Ja ja, ¿estás de broma?
- Si no te lo crees ven a mi despacho.
Y ya nunca más se supo del lobo.
Pasado un tiempo, el conejo se encuentra con un tigre en la jungla de los proyectos. Preguntado nuevamente el conejo sobre lo que está haciendo en un lugar tan peligroso, éste le responde al tigre que “dirigiendo un proyecto sobre la superioridad de los conejos sobre los tigres”, y si no le cree que se venga con él a su despacho y se lo mostrará gustosamente.
Y ya nunca más se supo del tigre.
Después de sus merecidas vacaciones, el conejo, de vuelta a la dura jungla de los proyectos, va y se encuentra con un zorro. Al conejo no le queda más remedio que invitar al zorro, que no se cree eso de la superioridad de los conejos sobre los zorros, a su despacho para enseñarle su plan de proyecto. Una vez dentro del despacho del conejo, el zorro ve un pequeño montón de huesos de lobo y, a su lado, otro no tan pequeño de huesos de tigre. Y a su lado, detrás de una gran mesa, sentado en un sillón de ejecutivo, un león. Sobre la mesa, un pequeño cartel advierte del cargo de su ocupante: Director ejecutivo, patrocinador del proyecto.
Moraleja: no importa de qué vaya el proyecto que estás dirigiendo sino el poder que tenga su patrocinador.
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