Imagina que la empresa para la que trabajas ha resultado adjudicataria, junto con otra, de un contrato para la construcción de los tanques de almacenamiento de una futura planta de regasificación. Para llevar a cabo la ejecución del proyecto ambas empresas han creado una UTE, aunque en la práctica se han repartido a partes iguales el número de tanques de manera que a ti te han encargado la dirección de una parte del proyecto, mientras que de la otra parte se encargará otra persona de la otra empresa. Los dos jefes de proyecto partís con planes de proyecto y presupuestos idénticos, aunque disponéis de libertad a la hora de tomar decisiones sobre caca uno de vuestros respectivos proyectos. Por otro lado, los costes de cada proyecto están desglosados en dos partidas: una que imputa directamente a cada uno de los proyectos y otra que imputa a una partida presupuestaria de la UTE común a los dos proyectos. Una vez finalizados los dos proyectos, el importe de esta partida presupuestaria común se dividirá en dos partes iguales deduciéndose cada una de ellas del margen bruto alcanzado por cada uno de los dos proyectos.
Después de leer el plan de proyecto que te han entregado, el mismo que le han entregado al jefe de proyecto de la otra empresa, te percatas de que hay una bonificación por parte del cliente de 30.000 € si la mitad de los tanques están finalizados con un mes de antelación, y de otros 30.000 €, a sumar a los anteriores, si son todos los finalizados con antelación. Utilizando el método CPM llegas a la conclusión de que necesitarías 40.000 € para poder recortar un mes el plazo de tu proyecto, con lo que excederías en 10.000 € el presupuesto del mismo, hecho que no sería visto con buenos ojos por tus superiores. Pero espera un momento, también te das cuenta de que esos 40.000 € extra se podrían colar en la partida presupuestaria común de forma que al final del proyecto solo se te imputaría la mitad. Y 20.000 € menos los 30.000 € de bonificación, por finalizar con un mes de antelación, supondría haber finalizado el proyecto ¡10.000 € por debajo del presupuesto! Menudo tanto frente a los superiores. Pero resulta que la rapidez de tu argumento había pasado por alto el hecho de que para ello el otro jefe de proyecto no debería también intentar recortar el plazo, porque en ese caso lo dos gastaríais 40.000 € extra de la partida común de manera que estaríais como al principio, excediendo en 10.000 € el presupuesto. Porque si yo lo hago y el otro no lo hace, él se come 20.000 € que harían sobrepasar precisamente en esa cantidad su presupuesto, mientras yo me cuelgo las medallas. No, no. Piensas que es mejor no hacer nada. Es lo mejor para los dos. Pero entonces… ¿y si el otro, pensando que yo he llegado a esta conclusión, decide entrar a reducir el plazo y así llevarse los méritos? Menudo lío. ¿Y tú que harías?
Pactando los jefes de proyecto sobre la misma estrategia de acción para reducir en un mes la producción cada uno de ellos se embolsaría 5000€ todos contentos.no¿?.
ResponderEliminarHola Eduardo, gracias por tu comentario. Si los dos se ponen de acuerdo para reducir en un mes la producción, cada uno de ellos se gasta 40.000 € en ello y recibe una bonificación de 30.000 € por el mes de adelanto. Así, cada uno excedería en 10.000 € su presupuesto, con lo que el proyecto perdería en su totalidad 20.000 €. Si es esto a lo que te refieres, no podrían embolsarse nada.
ResponderEliminarNo acabo de estar seguro si es eso a lo que te refieres por lo que dices de los 5.000 €.
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Tienes razón, yo pensé en tres variables; Tipo A, Tipo B y el Proyecto. No en dos; A, B=proyecto.
ResponderEliminarSi se adelanta A gana 10.000€, B = 0 y el Proyecto= -20.000€ (pactan A y B y se llevan 5.000€)¿Ético?...
Un saludo, Diego.
Sí Eduardo, ahí está la esencia del dilema: algunas situaciones de la vida tientan los aspectos éticos, supuestamente racionales, de la misma.
ResponderEliminarCualquier intento que realice un jefe de obra por reducir el plazo para beneficio propio que suponga la penalización de su compañero conlleva el sobrecoste de la obra para la empresa. La estrategia egoista, GANAR-PERDER (yo gano, el otro jefe de obra pierde) hace que la empresa SIEMPRE pierda. Si ambos jefes de obra actúan egoistamente la empresa pierde mucho más. La única estrategia viable y ética es no traicionar al compañero. Así, la obra se ejecuta por el coste previsto, en el plazo previsto y con el beneficio previsto (salvo cisnes negros). Así la empresa gana.
ResponderEliminarPActar el acuerdo entre los jefes de obra que sólo uno logre el anticipo de faena... compartiendo incluso recursos en su conveniencia... por lo que uno termina a tiempo... el otro anticipado... y al final de la obra se explica el procedimiento a los gerentes... de los 10.000 : 3000 para cada jefe de obra ... 4000 para los gerentes... nadie pelea.
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