Todo comienza cuando nos dejamos llevar por la ilusión de que una variable es determinista, posee un valor determinado, cuando, en realidad, está sujeta a fluctuaciones estadísticas. A las variaciones producidas por las fluctuaciones estadísticas, una especie de ruido intrínseco al propio sistema debido a la aleatoriedad, se las denomina variaciones de causa común. Mientras que a las variaciones que van más allá de ese rango, producidas por agentes externos al sistema, se las denomina variaciones de causa especial. Mejoras en el estado de las carreteras, eliminación de puntos negros o disuasión en hábitos de conducción peligrosos mediante el sistema de puntos, serían causas especiales con el fin de reducir el número medio de accidentes. Pero un número medio es precisamente eso, un promedio. Las variaciones de causa común hacen que los valores reales fluctúen alrededor de ese promedio. Y siempre van a estar ahí.Hay que comprender la variación de un sistema si se quiere mejorar su funcionamiento, dice Deming. Y para ello hay que evitar cometer dos errores: tratar las variaciones de causa común como de causa especial -que es lo que se hace en la noticia citada al inicio- o tratar las variaciones de causa especial como de causa común. Una pequeña variación, aunque cambie la posible tendencia, tendrá con mayor probabilidad una causa común que una especial –que las acciones emprendidas para reducir el número de accidentes hubieran dejado realmente de tener efecto, cosa que finalmente no ha resultado ser así-. La aleatoriedad tiene esas cosas.
Por lo que respecta a la Dirección de Proyectos, el error de forzar o violentar al sistema al tomar una variación de causa común como una especial, se puede dar en el seguimiento y control de un proyecto, y las decisiones que toma el jefe de proyecto basadas en esa medida del rendimiento. Respondiendo a pequeñas variaciones o desviaciones realizando cambios puede acabar con empeorar su curso. Que el ruido no nos ponga nerviosos.
Un director de proyectos lee el periódico? :-) . Me gustó mucho el libro casi homónimo de John Allen Paulos.
ResponderEliminarPor cierto, se me ocurre un caso donde una causa especial fue tomada como común y terminó todo volando por los aires: las juntas toroidales corroídas del challenger, que solo se corroyeron un tercio, por lo que se concluyó que había un factor de seguridad de tres... (es muy interesante el informe de Richard Feynman durante la comisión Rogers, creo que debería ser leído por cualquier que tenga responsabilidad en proyectos)
Un periódico siempre ha dado juego para esto, sigue dando, y todo indica que lo va a hacer más en el futuro.
ResponderEliminarSobre lo de Feynman. Bueno, ha originado una nueva entrada :-)