La Figura 1 muestra el trabajo realizado en el instante dado por la línea vertical “Fecha de estado” –relleno rojo de las barras que representan las tareas de la programación o cronograma. La curva de color negra representa la curva S del presupuesto acumulado del proyecto y la curva de color rojo el valor ganado acumulado. Si reprogramamos el trabajo no realizado a partir de la fecha de estado, obtenemos la figura siguiente:
En la Figura 2 vemos que la desviación negativa en programación –hemos realizado menos trabajo del previsto hasta la fecha- no se traduce en una desviación en plazo. Claro, las tareas que van con retraso no están en el camino crítico, mientras que las críticas van según lo previsto; ahí lo tenemos. Obviamente, este es un caso entre diferentes combinaciones posibles, algunas de ellas en las que una desviación de programación se traducirá en una desviación del mismo signo en el plazo. Pero vemos que, en general, no hay una relación directa. Solamente tendríamos una relación directa en el caso particular en el que la red de tareas sea una sola secuencia lineal de tareas; en este caso el trabajo se traduce directamente en plazo.
Vemos que las representaciones gráficas ayudan mucho en estos casos, la semántica la podríamos dejar para los
Independientemente de la cercanía a la finalización del proyecto, que podría se un criterio más, tenemos el panorama que se nos presenta por delante. En la Figura 3 tenemos que el presupuesto acumulado tiene poca pendiente, lo que quiere decir que no hay mucho trabajo programado para ese periodo. Teniendo los recursos disponibles, podríamos aprovechar ese “falso llano” para recuperar el trabajo perdido. Sin embargo, en la Figura 4 el presupuesto acumulado tiene bastante pendiente, por lo que se hace más difícil recuperar el trabajo perdido en un momento en el que, ya de por sí, deberíamos estar trabajando como c*br*nes. Los gráficos dicen mucho.
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