10 diciembre 2007

Metablog: pelotudeando con el blog

De vez en cuando recibo en este blog comentarios a anuncios que fueron publicados hace tiempo, meses, incluso un año o dos atrás. Me parece estupendo porque parece romper con ese defecto que yo le suelo ver a este medio de exponer ideas, que es el de la fosilización de las ideas por el mero hecho de la acumulación cronológica de las mismas. Pero no es éste el motivo de estas líneas. Cada vez que se realiza un comentario en el blog recibo un email de notificación, por lo que se supone que puedo enterarme de forma instantánea. Para el lector que ha efectuado el comentario, sin embargo, este fuljo comunicativo suele ser bastante asimétrico. Si a este hecho añadimos los correos electrónicos que recibo de forma privada, la citada asimetría puede cobrar dimensiones nada triviales. Siento, por tanto, aquellos casos en los que las respuestas tardan en llegar, imagino que, a veces, ya sin ninguna utilidad, y aquellos otros en los que, ni tan siguiera, han llegado todavía. A pesar de esos casos, no dejo de animar a realizar comentarios y recibir mensajes –y a insistir en caso de no recibir respuesta. Esa es una de las finalidades de este medio que es el blog, supongo. Quizás, el hecho es que sea un bloguero impresentable o no tenga mucha conciencia en qué es realmente un blog. No sé si soy un pelotudo que tiene un blog, o es el mundo de los blogs quien tiene un pelotudo más que le escriba.

Siguiendo con lo anterior, con la asimetría de la que hablaba, y por lo que respecta a aquellos casos en los que hay respuesta a uno de esos comentarios de uno de esos anuncios apachurrados por el peso de la cronología, a veces pienso qué hará el autor del comentario que espere una respuesta que tarda en llegar: ¿entrará todos los días al blog para encontrar la respuesta, incrementando así el tráfico de sus páginas?, ¿tendrá algún mecanismo para enterarse de la actualización? –no sé si en este último caso los agregadores lo permiten, la verdad es que utilicé uno hace tiempo pero lo dejé aunque suene a sacrilegio por parte de alguien que dice tener un blog. Bueno, espero que el proceso no sea muy tortuoso y, parafraseando a Milton, largo y doloroso no sea el camino que lleva de la blogosfera a mi blog.

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